Los gases de la combustión y una mala ventilación son dos factores que pueden desencadenar procesos alérgicos. Sumado a esto, los espacios cerrados favorecen una mayor acumulación de ácaros y polvo. Sin embargo, es posible tener un hogar sano y cálido también en invierno.
Cuando en esta época aparecen síntomas como estornudos, picazón de nariz, ojos y garganta, lagrimeo, tos y congestión solemos pensar que se trata de un resfrío o un estado gripal. Sin embargo, la alergia –un malestar propio de la primavera – también puede presentarse en otoño e invierno. Las principales causas son los gases y sustancias producidas por los sistemas tradicionales de calefacción, que pueden provocar distintas reacciones alérgicas y problemas respiratorios. Pero, además, la humedad generada por estos equipos y los espacios que se ventilan menos por el frío (un gran error), generan un ámbito propicio para la acumulación de polvo, pelos de mascotas y ácaros. Por eso, en esta época del año es necesario tener ciertos cuidados con respecto a la ventilación de los ambientes y el funcionamiento de los artefactos.
¿Por qué la calefacción puede generar alergias?
Los actuales sistemas de calefacción generan un ambiente ideal para la proliferación de ácaros y de polvo. La casa más cálida, una mayor humedad, más las alfombras y el empapelado de algunas de las habitaciones, favorecen la acumulación de estos alérgenos, especialmente en los dormitorios, donde pasamos alrededor de un tercio de nuestra vida.
Por otra parte, los burletes y los aislamientos para conservar el calor han reducido drásticamente la ventilación, aumentando así los niveles de gases y otros residuos de la combustión en espacios cerrados. Si estos residuos son emitidos al aire interior pueden provocar estornudos, tos o incluso un ataque de asma. Por ejemplo, unos niveles elevados de óxido de nitrógeno pueden incrementar el número de infecciones respiratorias en los niños. Además, un estudio realizado por científicos del Chest Research Institute de Birmingham (Reino Unido) confirmó que el dióxido de nitrógeno, otro de los residuos de la combustión, reduce la función respiratoria de personas alérgicas y, al mismo tiempo, aumenta su sensibilidad a los ácaros.
Climatización anti-alergia
Existen números métodos utilizados para climatizar casas y edificios. Sin embargo, debemos preguntarnos cuál es mejor sistema anti-alergia:
- Sistemas de calefacción tradicionales (estufas de tiro balanceado, radiadores, etc.): ponen en circulación aire caliente por toda la habitación, arrastrando con él las partículas de polvo que contienen alérgenos. Además, producen gases y otras sustancias que pueden ser desencadenantes de alergias. En estos casos, es importante mantener los ambientes bien ventilados y pasar la aspiradora con regularidad. Asimismo, es conveniente revisar y limpiar los artefactos, sobre todo el tiraje y los sistemas de seguridad, para evitar la formación de polvo, moho y bacterias.
- Sistemas de calefacción eléctrica (estufas de cuarzo, aires acondicionados frío-calor, caloventores, etc.): si bien son confiables y permiten mantener una temperatura constante, al igual que los sistemas tradicionales, estos equipos también distribuyen junto con el aire caliente, el polvo y los ácaros presentes en los ambientes. Pero se diferencian de los anteriores porque no producen ni olores ni gases nocivos para el sistema respiratorio. Entonces, si tiene estos equipos en casa, puede mantener la alergia bajo control con una buena limpieza de los ambientes. En este sentido, la aspiradora y el trapo húmedo son grandes aliados para combatirla. Por otra parte, el aire acondicionado puede ser una buena opción para limpiar, recircular y deshumedecer el aire en la casa. Además, algunos equipos poseen filtros anti-alérgicos y sistemas de auto limpieza que ayudan a mejorar la calidad del aire en ambientes cerrados. Sin embargo, es fundamental la limpieza de los filtros y el mantenimiento regular del artefacto.
- Sistema de calefacción por calor radiante: caldean el aire directamente, de modo que no levantan polvo. Además, la climatización bajo el suelo permite una distribución homogénea del calor y hace más agradables las superficies duras, como la madera. Este tipo de sistema es muy común en edificios, donde la calefacción es central, y es una muy buena opción para combatir posibles reacciones alérgicas, ya que reduce la proliferación de ácaros, no produce condensaciones por exceso de humedad ni afecta las vías respiratorias porque no consume oxígeno.
La importancia de la ventilación
Una buena ventilación implica eliminar el aire viciado del interior y sustituirlo por otro menos contaminado procedente del exterior. Una de las principales funciones de este recambio de aire es eliminar el exceso de humedad, gases y otras sustancias nocivas, como el dióxido de carbono expulsado con la respiración o residuos generados por la combustión de los sistemas de calefacción.
En invierno, es muy común que, debido a las bajas temperaturas, evitemos abrir puertas y ventanas. Sin embargo, esto constituye un grave error, que puede empeorar los síntomas de la alergia y el asma. Por este motivo, los expertos recomiendan que, para mantener una buena calidad del aire en ambientes interiores, lo mejor es apagar la calefacción durante la noche o bajar al menos unos cuantos grados la temperatura. Por la mañana, y antes de encenderla nuevamente, es necesario abrir las ventanas alrededor de 10 minutos. Ese tiempo es suficiente para renovar el aire y ventilar completamente una habitación.
Cómo reducir los residuos de la combustión para minimizar los factores que causan alergia
Como resultado de la quema de combustible en algunos aparatos de calefacción (distintos tipos de estufas, cocinas a gas, calentadores), resulta inevitable que se generen ciertos residuos como agua, partículas sólidas y diversos gases que pueden provocar alergias, tos y complicaciones respiratorias. Los siguientes consejos pueden ayudar a mantener su hogar cálido y libre de alérgenos:
- Reduzca al mínimo el número de los aparatos de combustión.
- Revise estos aparatos una vez al año.
- Apague la calefacción por la noche y por la mañana no la encienda hasta después de haber ventilado la casa.
- Asegúrese de que las chimeneas y tirantes funcionan correctamente: es importante que exista un suministro adecuado de aire renovado que se consume durante la combustión y una buena expulsión de los gases hacia el exterior.
- Evite el uso de estufas de gas embotellado (butano o propano) y de querosene, ya que durante la combustión producen mucho vapor de agua y residuos que son emitidos al aire interior.
- Sustituya los sistemas de calefacción tradicionales o de gas por otros eléctricos.
- Limpie regularmente los filtros del aire acondicionado.
- Mantenga su hogar bien ventilado.
- Evite otras fuentes de combustión que también generan residuos como el humo del cigarrillo, sahumerios, inciensos, velas o aceites de aromaterapia. Úselos sólo en habitaciones correctamente ventiladas.
Abusar de la calefacción puede ser perjudicial para la salud. Lo ideal es mantener la temperatura entre 18 y 22 grados. Para dormir es recomendable bajarla (entre 15 y 17 grados), aunque los niños y personas mayores pueden necesitar un poco más de calor.