El otoño es una etapa de transición desde todo punto de vista, y es necesario tomar algunas precauciones extras por en el sentido de no relajar, por ejemplo, el uso de protectores solares en zonas expuestas, ya que la radiación solar puede mantenerse alta en las primeras etapas del cambio de estación y se sigue manteniendo estable durante todo el otoño.

En años anteriores era habitual aconsejar a los pacientes, una vez terminando el verano (momento en que las manchas producidas o intensificadas por el sol se encuentran en su máximo apogeo), a iniciar terapias despigmentantes o antiedad más intensas, que llegarían a su punto máximo durante el invierno, período del año ideal para aquellos tratamientos (cremas  o procedimientos dermoestéticos para corregir manchas, cicatrices o arrugas), sin embargo dada la situación actual de pandemia, si bien es cierto no contraindica totalmente su aplicación, debemos tener mucho cuidado, dado que el uso de mascarilla, asociado a estos productos, puede generar una irritación importante, sobre todo en pieles más sensibles y portadores de rosácea.

Se debe prestar atención de manera especial a la piel del rostro y de las manos, que son aquellas áreas que están más expuestas a los cambios de temperatura.

Rostro:

1. Evitar lavados excesivos o uso de productos exfoliantes potentes sobre todo si tiene piel sensible o rosácea. En este tipo de pieles el uso de toallas desmaquillantes, tónicos faciales o jabones abrasivos debe evitarse. Es importante realizar un aseo de la piel mañana y noche, sobre todo para evitar el llamado mask acné o acné generado por la mascarilla en pieles predispuestas. Lo importante es usar un producto adecuado de limpieza según cada tipo de piel.
2. Humectar, humectar y humectar, idealmente 2 veces al día. En los meses fríos la piel de cara y cuerpo tiende a secarse, lo que, sumado a la mascarilla, puede generar inflamación de la piel. Lo importante es usar productos en lo posible sin perfumes, ligeros en pieles mixtas o grasas y más cremosos o enriquecidos en pieles secas.
3. Uso de protector solar en la mañana, mediodía y tarde. En otoño también estamos expuestos a radiación solar, incluso cuando estamos en teletrabajo, ya que la radiación que entra por los vidrios de la casa o el auto, son capaces de generar manchas y contribuir al envejecimiento de la piel. Ideal que el protector sea factor 30 en adelante y con una textura según tipo de piel.
4. No fumar. Si nos preocupa nuestra piel, en términos de evitar malignidades o envejecimiento prematuro, evidentemente debemos dejar de lado al tabaco. Los estudios son bastante claros al respecto, en el sentido del daño que genera este hábito en distintos órganos del cuerpo, incluida la piel.
5. Si vive en una zona con alta contaminación ambiental, ésta puede afectar la piel ensuciando y resecando con partículas de smog que se fijan en la piel impidiendo una correcta renovación, lo que conlleva a darle un aspecto opaco y sin vida. Además, los contaminantes del smog favorecen la formación de radicales libres, que son moléculas que ingresan a la piel provocando daño celular y pérdida de la elasticidad, favoreciendo el envejecimiento cutáneo.
6. Dieta equilibrada rica en minerales y vitaminas e ingesta de agua adecuada.

Manos: 

1. Usar crema hidratante varias veces al día, masajeando para que penetre bien. Lo ideal son aquellas que no dejan la piel excesivamente grasa, para poder seguir haciendo las labores diarias. Deberían aplicarse después de cada lavado.
2. No lavarse con agua demasiado caliente. Usar un jabón suave y nutritivo. En caso de piel muy seca, y dada la contingencia actual, lo ideal es usar desinfectantes de manos más suaves, con hidratantes incorporados. Secar siempre bien las manos, sin frotar en forma intensa para preservar en mejor forma la barrera cutánea.
3. En la noche, para reforzar el efecto del tratamiento, se puede aplicar una capa generosa de crema y usar guantes de algodón. Esto mejora la hidratación y favorece el cuidado de la piel de las manos.

Labios:

1. Evitar humedecer con frecuencia los labios con la lengua, ya que la saliva es irritante, sobre todo si éstos están secos y agrietados.
2. No quitar las escamas de los labios ni exfoliarlos. Es mejor que vayan siendo eliminados gradualmente con el uso de los humectantes.
3. Cuidar los labios en todo momento. Debemos evitar la pérdida de hidratación y, para ello, para ello es recomendable un bálsamo específico para labios que proporcione una película protectora que limite la evaporación y favorezca la hidratación.
4. En la noche aplicar un producto oleoso específico o incluso la vaselina sólida que puede actuar evitando la desecación de los labios.
5. Si a pesar de los cuidados persiste la descamación de los labios, consultar un especialista, ya que puede tratarse de una alergia de contacto a productos de uso local.

Cuerpo:

1. Para el cuidado de la piel lo ideal es tomar duchas o baños más cortos y usar agua templada en vez de caliente. Utilizar un jabón suave para evitar quitarle a la piel su hidratación natural. Si prefiere, puede usar un aceite de baño o syndet, ya que los baños de espuma pueden resecar la piel. El secado debe ser suave, con ligeros toques, evitando friccionar en forma enérgica la piel.
2. Usar una crema de hidratación intensa diariamente en cualquier zona donde la piel esté muy seca (codos, rodillas). Es recomendable aplicarla a la hora de acostarse para la reparación nocturna de la piel seca. En el resto del cuerpo es importante usar una loción más ligera, evitando aquellas que contengan perfumes si presenta una piel alérgica.