El deseo es un condimento fundamental en la pareja. Y si bien varía entre hombres y mujeres, hay que saber que una buena forma de promoverlo es reservando tiempo para la intimidad, y fomentando el diálogo. Cuáles son las diferencias de género a la hora de tener un encuentro amoroso, y como aumentar las ganas y el disfrute sexual.
¿Qué es el deseo sexual?, se trata de la propensión de una persona a excitarse. Pero, además, es el deseo es el que motiva el interés por una interacción sexual. La estimulación sexual procede de nuestros pensamientos; estos pensamientos son inducidos por los sentidos, los cuales estimulan las fantasías y las conexiones con los centros de control hormonal. El deseo, es la primera fase de la respuesta sexual humana, seguida por la excitación y el orgasmo.
El deseo es la proyección más íntima del ser propio sobre el ser de otro. En esta danza de impulsos naturales hombres y mujeres manifiestan sus diferentes estilos. En este encuentro es donde hombres y mujeres muestran cómo son.
Y existen algunas diferencias de género. El vínculo amoroso, la frecuencia emocional, la sensación de alianza y complicidad, es la red desde la que se sostiene el deseo femenino. El deseo masculino está más asociado al momento, a la inmediatez, a la validación en su potencial.
¿En qué se diferencian el deseo femenino del masculino?
La atracción y deseo sexual obedecen a aspectos cognitivos, afectivos, socioculturales y neurobiológicos, así como a factores internos y externos, dando lugar a diferencias individuales y de género. Las mujeres poseen un mayor condicionamiento afectivo en cuanto a su deseo, mientras que, en los hombres, el deseo sexual, no necesariamente se encuentra determinado por la afectividad.
¿Lo hombres desean más?
Generalmente encontramos que los hombres poseen deseos eróticos más intensos y más frecuentes que las mujeres. Por lo cual, es importante entender el rol de la represión en el establecimiento de tales distinciones. Históricamente, no se ha considerado el deseo como un valor en las mujeres, mientras que para los hombres siempre estuvo vinculado con su virilidad y potencia. Las normativas de género propias de la femineidad no incluyen al deseo sexual como prioridad. Resaltan el amor romántico, el deseo de ser madres y el cuidado de la familia.
¿Cómo se puede aumentar el deseo según el sexo?
Es importante entender que el deseo necesita de acciones concretas para estimularlo y que la prolongación de los encuentros eróticos placenteros, incrementa a su vez el deseo sexual. Para lo cual, será necesario promover respuestas eróticas por auto-estimulación y fantasías, reducir la ansiedad que puede generar el encuentro sexual, y favorecer el juego previo. También es importante ampliar el repertorio de actividades afectivas y sexuales, dedicar más tiempo para actividades con la pareja y determinar los momentos propicios para un encuentro sexual. Generalmente los hombres son reticentes a los juegos previos, dando prioridad a la penetración como si fuera el objetivo fundamental y único dentro de una relación. Por lo cual se pierde la riqueza de los estímulos que brinda la prolongación del encuentro. En cambio, para las mujeres es fundamental esta etapa previa para incrementar el deseo, tener buena lubricación y llegar al orgasmo.
¿Cómo influye el estrés y el ritmo de vida actual en el deseo sexual?
El estrés es una de las causas más comunes de la falta de deseo sexual. El estrés elevado, impacta de forma significativa en la posibilidad de conectarse con el placer y el disfrute, tiñendo todas las áreas significativas de la persona. En lo que se refiere al ritmo de la vida actual, el mismo dificulta el encuentro y la posibilidad de consolidar espacios de pareja. La elección del momento adecuado para buscar al otro es esencial en lo que se refiere al deseo y posterior encuentro sexual.
Y en cuanto a las edades… ¿Cuándo es el momento de mayor deseo sexual para el hombre y cuándo para la mujer?
El deseo se modifica con el tiempo y está fuertemente condicionado por factores socioculturales y biológicos. Si lo vinculamos con lo biológico, el momento de mayor deseo y ebullición sexual, será la adolescencia y la adultez joven en ambos sexos. Si lo relacionamos con factores psicosociales, como los mandatos y la represión, podemos encontrar mujeres que encuentran mayor deseo y una sexualidad más plena en su madurez. Es importante entender que no todas las personas tendrán el mismo deseo sexual y que la respuesta sexual de cada uno irá cambiando con el paso del tiempo, lo que debe prevalecer es la posibilidad de una sexualidad placentera.
¿Cómo fluctúa el deseo femenino?
El deseo sexual femenino está totalmente determinado por su esencial naturaleza cíclica, responde de distintos modos según la fase del ciclo menstrual en el que se encuentre.
- Según el ciclo menstrual. La sexualidad que se presenta liviana y juguetona en el período pre-ovulatorio, se vuelve más conquistadora y receptiva en los días de la ovulación en los que el cuerpo de la mujer está listo para concebir. Otra modalidad distinta, más exigente y egoísta, aparece en los días previos a la menstruación, así como se da más profunda y trascendente durante el sangrado.
- Durante el embarazo y el puerperio el deseo sexual tiende a volcarse sobre ese nuevo ser que está llegando al mundo y pide mucho de la energía y la disposición de la mujer. Esto no impide que en ciertas mujeres la excitación sexual se conserve sin demasiadas diferencias, y en otras puede generar que el deseo hacia su pareja disminuya un poco o mucho. Suelen surgir, sobre todo durante el embarazo, picos o períodos de alto deseo sexual, esto sucede en general pasado el primer trimestre y varía de acuerdo a cada mujer.
- En las mujeres que amamantan a sus bebes y los crían con apego y cercanía física, el deseo sexual tiende a transformarse en una disposición amorosa hacia el bebé que las convoca a un estado de entrega, alejándolas de alguna manera de la excitación sexual. En el caso de las que durante el puerperio sienten la necesidad de reconectarse con las formas cotidianas previas al embarazo puede ser más fácil retomar la sexualidad habitual. Todas las opciones son sanas y válidas si responden a la experiencia auténtica de cada mujer.
- El embarazo y el puerperio son los períodos de la vida en los que más se diferencian los estilos de deseo sexual entre hombres y mujeres. Que esto genere conflicto o se pueda integrar sanamente, dependerá de la capacidad de conexión y entendimiento que se dé en las parejas. Es importante que las mujeres les transmitan a los hombres lo más sinceramente posible cuáles son sus estados emocionales, sus sensaciones y necesidades. También va a ser fundamental la capacidad de empatía que cada hombre logre tener con su mujer y con sus propios aspectos femeninos maternos.
- Las mujeres que quieren reconectar con su vida sexual de pareja y les cuesta, pueden proponerse un trabajo de concientización de los aspectos que se encuentran apagados, apelando a despertar esa parte de sí misma que quiere retomar la sexualidad con su hombre. Planificar citas a solas, fuera de la casa, buscando situaciones de esas que siempre se disfrutan y resultan atractivas, como ir a comer a determinado lugar, hacer un programa especial, escuchar determinada música, o lo que cada pareja reconozca como rituales de encuentro y reconexión, suele ser un buen comienzo. Es conveniente no tener altas expectativas puestas sobre los resultados de estos primeros intentos, simplemente alegrarse por el hecho de poder hacerlo.