Los beneficios medicinales y dermocosméticos del aloe son famosos incluso entre los más escépticos de los tratamientos alternativos. El verde intenso y sus jugosas hojas resisten diferentes tipos de climas, así que no hay excusas para aprovechar sus múltiples beneficios.
¿Quién no ha acudido al aloe vera tras sufrir una quemadura o irritación en la piel? Y es que esta planta suculenta es popularmente conocida por sus diferentes propiedades curativas. Pero no sólo eso, su gel, su jugo, así como los jarabes y ungüentos preparados en base a este vegetal pueden ser el mejor aliado para el bienestar total de nuestro cuerpo.
Aunque la subespecie vera es la más conocida, existen aproximadamente 275 variedades de aloe en todo el mundo, todas con propiedades medicinales y pertenecientes a la familia de las liliáceas. Algunas de ellas son barbadensis, chinensis, de El Cabo, ferox, perryl y socotrino.
Su potencial nutritivo
Muchos estudios científicos han investigado las virtudes medicinales del aloe vera, descubriendo más de 75 beneficios fundamentales, entre los que se encuentran:
- Vitaminas: betacaroteno (provitamina A), B1, B2, B3, B6, B12, C y E.
- Minerales: calcio, fósforo, potasio, hierro, sodio, magnesio, manganeso, cobre, cromo y cinc.
- Polisacáridos: hidratos de carbono complejos, donde está el mayor potencial curativo del aloe vera.
- Enzimas:
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- Fosfatasas, amilasas y bradiquinasas, que tienen acción analgésica, antiinflamatoria y fortalecen el sistema inmunitario.
- Catalasas, que reducen la retención de líquidos en el cuerpo.
- Celulasas y lipasas, que estimulan una mejor digestión.
- Creatina fosfoquinasa, que incentivan la formación de masa muscular y mejora el rendimiento físico.
- Ácidos grasos: en especial, aporta ácido caprílico, muy útil para combatir las infecciones por hongos.
Ser bella sin ver estrellas
Tal como Cleopatra no olvidaba incluir aloe vera en sus legendarias rutinas de belleza, aún se aplica en cientos de productos, especialmente para cuidar la piel y contrarrestar los signos de la edad. Solo o acompañado, algunas recomendaciones de uso:
Loción para manos
- Cortar longitudinalmente una hoja de aloe vera y frotar sus manos con el gel y la savia. Enjuagar con agua tibia y aplicar una crema hidratante.
- Repetir este procedimiento todos los días antes de ir a dormir: ayuda a abrir los poros, acelera la recuperación de la epidermis y fortalece las uñas.
Mascarilla para cutis normal, mixto o graso
- Mezclar un huevo entero, una cucharada sopera de miel, cinco cucharaditas de harina de cebada y una cucharadita de jugo de aloe.
- Lavar el rostro con agua tibia, secarlo con golpeteos de toalla, sin irritar la zona, y aplicar esta preparación con un pincel suave. Dejar que actúe durante 10 minutos o hasta que se seque, y enjuagar con agua a temperatura ambiente.
Mascarilla para pieles secas y/o sensibles
- Preparar una mezcla con una cucharada de pulpa de aloe rallada o machacada, una cucharada de pepino rallado, cinco cucharaditas de harina de cebada y dos cucharadas de yogur natural. Aplicar y retirar del mismo modo que la mascarilla anterior.
Baño de inmersión
- Rallar dos hojas de aloe y guardarlas en una bolsa de gasa de algodón. Llenar la tina con agua moderadamente caliente y sumergir el envoltorio. Tomar el baño de inmersión y, de vez en cuando, exprimir la bolsita para extraer jugo de aloe.
Baño extra humectante
- Para evitar que el jabón de baño utilizado en forma cotidiana seque la piel o la irrite, preparar una solución de jugo de aloe con poca agua y sumergirlo durante 15 minutos antes de usar.
Beneficios dermocosméticos
Los efectos balsámicos del aloe vera la hacen especial para:
- Quemaduras por sustancias químicas o por una desmedida exposición solar
- Heridas cortantes y raspaduras
- Llagas y otras irritaciones profundas de la piel
- Enrojecimiento y escoriaciones de la piel que surgen luego de periodos largos de reposo
- Erupciones en general, granitos inflamados en cualquier parte del cuerpo
- Herpes
- Aftas externas
- Verrugas, sabañones y enrojecimiento del cutis
- Picaduras de insectos y reacciones alérgicas por el contacto con plantas irritantes
¡No olvidar! Su uso es complementario al tratamiento prescrito por el médico y en ningún caso reemplaza las recomendaciones del especialista.
Usos medicinales
Las propiedades curativas del aloe vera no pueden faltar en el botiquín de ningún hogar. Sus beneficios son múltiples:
Boca y garganta
- Inflamación de encías, llagas o heridas por extracciones dentales: chupar un trozo de pulpa de aloe como si fuera un caramelo.
- Aftas: frotarse pulpa de aloe vera, masticarla y tragarla, para que en su recorrido hacia el estómago beneficie al paladar y a las mucosas de la garganta.
- Herpes labial: aplicar la pulpa de aloe con la corteza de la hoja o sin ella, directamente sobre la zona afectada.
- Laringitis: diluir en partes iguales el zumo de aloe con agua y hacer gárgaras durante tres minutos. Repetir la operación dos veces: mañana y noche.
Sistema gastrointestinal
- Inflamación y malestar general: consumir jugo, el zumo o chupar un trozo de pulpa de aloe.
- Diarreas y cólicos: mezclar 100 gramos de miel y 25 cc de tintura básica de aloe hasta que se forme una pasta semilíquida. Tomar una cucharada en la mañana y otra en la tarde.
- Malestar por exceso de alcohol, café y/o tabaco: mezclar 100 cc de tintura básica de aloe con cinco gramos de nuez moscada en polvo. Tomar 10 gotas de esta preparación tres veces por día.
- Acidez estomacal: beber una copita del vino tónico (ver recuadro) después de las comidas demasiado abundantes.
- Indigestión: tomar una cucharada sopera de gel o de tintura básica, diluidos en agua, cada ocho horas.
- Constipación: tomar dos cucharadas de jugo o gel de aloe dos veces al día.
Problemas en músculos y articulaciones
- Dolores reumáticos: consumir dos cucharadas de gel de aloe dos o tres veces al día, y aplicar la hoja directamente en la zona del dolor.
- Gota: usar compresas de aloe o colocarse las hojas abiertas y dispuestas sobre la zona afectada. Por vía oral, se puede tomar una cucharada de tintura básica diluida en partes iguales con agua.
- Artritis: tomar dos cucharadas de gel o jugo de aloe, frío y mezclado con jugos de frutas para aliviar su sabor algo desagradable, de dos a cuatro veces por día.
- Molestias o contracturas musculares: aplicar compresas con pulpa de aloe en las zonas más afectadas y cambiarlas cada vez que se sequen.
- Insomnio: beber una infusión de aloe antes de acostarse.
- Pies cansados o doloridos: untarlos con una hoja de aloe abierta por la mitad y masajearlos durante cinco minutos.
Síntomas respiratorios
- Congestión bronquial: hervir una hoja de aloe vera en un litro de agua y realizar vahos cuatro veces por día. Se pueden agregar algunas hojas de eucalipto.
- Sinusitis: colocar dos gotas de jugo de aloe vera en la nariz todas las noches.
- Gripes y resfríos: tomar una infusión de hojas de aloe vera hasta mejorar el estado.
Ojos y oídos
- Ojos hinchados o cansados: cortar la hoja de aloe y escurrirla a la altura del lagrimal hasta que caiga una gota de jugo por cada hoja. Dejar unos segundos y enjuagar con agua sola o de manzanilla. Repetir en la mañana y en la noche.
- Dolor de oídos: verter tres o cuatro gotas de jugo de aloe en el conducto auditivo.
Malestares en general
- Fiebre: aplicar una hoja de aloe vera, abierta longitudinalmente, sobre la frente; cuando esté caliente y parezca seca, rasparla con un cuchillo para que salga más gel acumulado.
- Hemorroides: aplicar durante 20 minutos dos veces al día.
- Dolores premenstruales: beber un vaso de jugo de fruta con varias cucharadas de jugo de aloe vera.
- Dolor puntual o localizado: limpiar bien la zona afectada, calentar una hoja de aloe vera y aplicarla sobre el lugar de las molestias.
¡Ojo con su uso!
No deben utilizar aloe vera:
- Quienes hayan tenido una reacción alérgica a su uso externo.
- En cuadros de diarrea previos o durante el uso de aloe vera.
- Embarazadas, porque el aloe contiene aloína, una sustancia que relaja los músculos del útero.
- Mujeres en período menstrual, pues puede aumentar el flujo de sangre.
- Personas con trastornos renales.
- Enfermos con fiebre desde varios días; si en el primer día el aloe no hizo efecto, hay que suspender su uso.
¿Cómo empezar a utilizar aloe?
- En forma gradual
- Aplicar aloe en una pequeña zona no expuesta al sol ni al roce pero que sea sensible para probar si se es alérgico.
- Si el uso de algún producto con aloe provocó alergia, probar sólo con la pulpa, pues es posible que otros principios activos hayan afectado.
- Durante un tratamiento médico, avisarle al doctor por si existen interacciones negativas.