Alimentos ancestrales que vuelven a la mesa. A la orilla del río, al borde del camino o en un prado; las malezas comestibles han estado por años habitando el planeta pero hemos dedicado muy poco a observarlas e investigar sobre sus propiedades.
¿Cuáles son? ¿Qué ventajas tiene comerlas? ¿Cómo reconocer las malezas óptimas para el organismo de aquellas que son venenosas? Conversamos con dos profesionales que han dedicado tiempo y estudios al mundo de las plantas.
Las malezas comestibles son hierbas silvestres (como toda hierba fue alguna vez antes de cultivarla) que crecen sin la necesidad de ser cultivadas, y que se pueden ingerir por su no toxicidad y sobretodo, porque aportan nutrientes a nuestra dieta. Algunas pueden crecer todo el año, y otras estacionalmente, por lo que se recomendará cosecharlas y aprovecharlas frescas o bien deshidratarlas para poder disfrutar sus beneficios a diario. Lo más importante aquí es saber con exactitud cuales son, asesorándonos por alguien que tenga ese conocimiento.
Existen muchas plantas que son comestibles o con propiedades medicinales, por ejemplo, el diente de león (Taraxacum officinalis), la ortiga (Urtica dioica), el llantén (Plantago major), mostaza de campo (Sinapis arvensis), llicha (Chenopodium sp.), etc. Pero no todas son beneficiosas, pudiendo tener efectos purgantes e incluso nocivos para nuestra salud. Hay que tener mucho cuidado al momento de cosecharlas ya que son muy fáciles de confundir si no se tiene la total seguridad. Lo más recomendable es tener en mente qué es lo que se quiere cosechar y buscar en guías de botánica o apoyarse con un experto para la identificación. Es importante conocer el nombre científico de la planta más que el nombre común ya que es muy fácil confundirse entre las especies y muchas veces, tienen nombres distintos en cada localidad. Por lo tanto, para su búsqueda e identificación, siempre tener de referencia el nombre científicos.
¿Comestibles o no?
Es de suma importancia asesorarse por expertos o entendidos en la materia antes de arrancar o cosechar una maleza de la tierra, pues podemos caer en el error de confundir una planta e ingerir algo dañino para nuestro organismo.
Es difícil poder identificarlas dando una generalidad porque muchas se parecen y no existe una regla común: algunas son amargas sin ser venenosas y otras por su fuerte olor pueden ser desagradables pero beneficiosas. Lo mejor es asesorarse por alguna persona que tenga dichos conocimientos. Hoy en día las redes sociales pueden ser de gran ayuda, pero no hay que confiarse: si crees que una hierba puede ser esa que está llena de cualidades que leíste, puedes sacar varias fotos de ella, y enviarla a grupos especializados de amantes de las hierbas en donde encuentras gente de campo, aficionados, naturópatas y agrónomos que comparten el amor y dedican sus vidas al mundo vegetal”.
Una vez identificada la maleza adecuada para ser comida, podemos encontrar un mundo de beneficios para nuestra salud.
Las malezas comestibles tienen variados beneficios, desde ser útiles para hacer tisanas y mantener o ayudar a recuperar la salud, hasta ser ‘superalimentos’ que aportan muchos nutrientes a la dieta. En general, estas plantas son muy ricas en minerales. Lo mejor: crecen gratis, así que no las ignoremos.
La verdolaga es bastante común en nuestros jardines; la podemos comer en ensaladas usando las hojas; ésta actúa sobre las quemaduras, acidez estomacal, problemas del aparato excretor, es diurética y calmante del organismo. También tenemos a la «espuela de galán» (Tropaeolum majus L), y podemos ocupar sus flores en ensaladas; tiene propiedades como antibiótico y antimicótico, es muy efectivo contra microorganismos resistentes a los antibióticos comunes, tiene un alto contenido de vitamina C, es diurética, analgésica, desinflamatoria, somnífera, desinfectante, cicatrizante y actúa contra afecciones respiratorias. También mencionar a la «lengua de vaca» (Rumex crispus), usando sus hojas en ensaladas dando un toque ácido.
Para incluir en la dieta:
Ha estado por siglos en nuestra tierra y las hemos ignorado por desconocimiento de sus propiedades. Una de las malezas comestibles es el Diente de León, quien “es reconocido por mejorar la salud del hígado.
Existen otras plantas absolutamente desconocidas como la riquísima verdolaga (Portulaca Oleracea). La verdolaga es conocida en centro América, y muchos gastan dinero para conseguirla, pero en la ciudad crece en las soleras! Es una planta carnosa que podemos incorporar en batidos y ensaladas, y es rica vitamina A (salud de la vista, cabello, uñas y piel), hierro (ideal como complemento en el tratamiento de anemias) y omega 3 (vital para la salud cardíaca). Además es emoliente (útil en inflamaciones internas y externas, incluso musculares), es diurética (aumenta secreción de orina, por lo que es desintoxicante y evita la retención de líquidos) mejora la digestión (puede servir como laxante), rejuvenece las células (antioxidante, posee tocoferoles) y por sus cualidades desinfectantes, ayuda a curar gripes, cistitis y heridas.
Hablando de otras malezas que están a nuestro alcance como lo son la ortiga y el llantén. Ambas además de ser comestibles tienen propiedades medicinales. La ortiga tiene un alto contenido de calcio, hierro y vitamina A, y además, actúa contra la cistitis, diabetes y dolores reumáticos. El llantén, normalmente se utiliza en infusiones, y es utilizada en la medicina tradicional como cicatrizante, antiséptico, astringente, depurativo, emoliente y antiinflamatorio”.
El llantén “ayuda a quemar grasas, alcalinidad el pH de la sangre, previniendo enfermedades como el cáncer, combate la tos y desinflama. Es importante, eso si, que se arranquen sus nervaduras (son muy fibrosas, parecen hilachas). Es excelente en ensaladas y sopas”.
La temida ortiga, esa que nos pincha al arrancarla, es ideal para quienes estén en procesos de sanación, pues elimina toxinas, combate la diabetes, elimina líquidos y ayuda en casos de enfermedades reumáticas. Es mejor recogerla tierna, antes de que se ponga vigorosa y tome mucho sol, pues se vuelve laxante y a la larga, eso podría producir irritación. Queda riquísima en tortilla y como reemplazo de la albahaca en el pesto.