Mucho tiempo de pie, una larga caminata o simplemente un día agotador en el trabajo pueden ser causas de la sensación de pesadez en las piernas, molestias que se agravan si sumamos la aparición de várices.
Tus piernas no dan más de cansancio y lo único que quieres es remediar ese dolor. Esto puede sonarte familiar después de una larga jornada laboral o caminando o haciendo las compras. Y si tienes várices, es peor. ¿Qué son y cómo aliviar el malestar de forma natural?.
Las várices son una dilatación anormal de las venas de las piernas que pueden producirse, por ejemplo, por herencia, obesidad, ciclos menstruales, menopausia y embarazo, entre otros factores. Además de su poco atractiva apariencia, provocan pesadez, hormigueo, sensación de dolor y edema. Algunas técnicas para calmar el malestar y mantener la belleza y salud de tus piernas son:
- Al final del día, preparar un pediluvio de hojas de ortiga, romero, menta y sándalo. Tener dos recipientes: uno con agua tan caliente como puedas aguantar sin quemarte y otro con agua fría. Alternar entre uno y otro.
- Luego de este baño, realizar un masaje desde la punta de los dedos del pie hasta el muslo durante unos minutos; al finalizar, envolver las piernas en una tela embebida en una solución preparada con llantén, tomillo y salvia.
- Además, se puede realizar esta serie de ejercicios. Lo ideal es hacerlos durante 20 minutos dos veces por día:
- Caminar durante dos minutos en el lugar, es decir sin desplazarse, flexionando alternadamente las rodillas y levantando lo más alto posible el talón correspondiente a la rodilla flexionada, sin despegar del piso los dedos del pie.
- Elevarse en punta de pie sin movilizarse con ambas piernas al mismo tiempo y luego apoyar la planta del pie. Repetir durante dos minutos.
- Acostada boca arriba, colocar un almohadón debajo de las rodillas para elevar ambas piernas y con ellas estiradas, hacer flexión y extensión del pie, alternadamente.
- En la misma posición que el paso anterior, realizar con ambos pies movimientos de rotación circular interna y, luego, de rotación externa.
- Acostada boca arriba, esta vez sin almohadón, poner las piernas en movimiento pedaleando al igual que en una bicicleta.
- Continuar en la misma posición, agregar al pedaleo movimientos de flexión y extensión alternativos de ambos pies.