Vivir cultivando la Generosidad con tu pareja

por | Ago 11, 2021 | Psicología

En estos tiempos donde el individualismo predomina, donde lo que me genera malestar tiendo a dejarlo rápidamente para cambiarlo por algo nuevo (cosas, trabajos, relaciones…), donde el esfuerzo de reparar o generar un cambio no siempre es bienvenido, no es de sorprender que las tasas de separaciones de pareja vayan en alza y que las nuevas generaciones se cuestionen mucho más si desean casarse o tener hijos… Habiendo visto tantos «para siempre» rotos en su historia desde pequeños, no debería extrañarnos que ellos estén más escépticos y les sea más difícil adquirir compromisos.

Por eso la invitación a trabajar activamente la generosidad en pareja cobra tanta relevancia en estos momentos… Uno de los puntos fundamentales es salir de la comparación, salir del «¿por qué debo hacer esto, si él o ella no lo hace por mí?». Las parejas que ceden, que están dispuestas a hacer al otro feliz, confiando en que el otro también desea que nosotros seamos felices y que lo intentará quizás en otra área o momento en la vida, suelen ser más fuertes y salir adelante de las adversidades con mejores resultados. Esa confianza es clave para construir una base sólida de amistad (necesaria para tener una buena relación de pareja), sin recelos, miedos y distancias que alejen. Básicamente, el amor florece cuando partimos de la base que el otro me desea lo mejor y tiene buenas intenciones conmigo, si desconfío, el amor es difícil que aparezca y más aún que pueda crecer.

Quizás hoy el otro está pasando por un mal momento, y me toca a mí ser cuidador o cuidadora, entregando mucho más, pero si hay amor real eso no debiese ser una complicación ni menos generar una crisis (uno se entrega al otro para estar en lo favorable, y también en lo adverso, aunque a veces se nos olvide…).

Es importante sentir que si yo estoy mal en el futuro, esa persona también haría lo mismo por mí, confiar en que somos equipo, saber que cada uno desde sus fortalezas aporta y no importa si a mí «siempre» me toca cocinar, quizás el otro es quien «siempre» me acompaña a recitales aunque no le gusten, por solo el placer de ver mi alegría y estar compartiendo ese momento conmigo…

Cuando nos sentimos en una relación equitativa y justa, confiamos y nos abrimos mucho más a dar al otro lo mejor de nosotros mismos. El punto es que si cada uno está resentido pues siente que «da más de lo que obtiene» (apareciendo sensación de injusticia, miedo a no ser realmente amado y valorado, sensación de estar siendo «utilizado», etc.), es difícil puedan acercarse, comunicarse y reparar… por eso, si lo que deseamos es acercarnos, necesitamos salir del orgullo, expresar lo que sentimos y necesitamos, y en vez de esperar a «que el otro cambie», comenzar a hacerlo nosotros, favoreciendo espacios de conversación donde ambos tengan claro hacia dónde deben avanzar.

Si nuestra actitud es de calidez, empatía, cariño y acogida; si pedimos perdón con humildad y aceptamos que hay cosas que debemos cambiar y que no siempre nos resulta fácil, podemos pedir ayuda, construir junto al otro y generar ideas o planes concretos para poder ir fortaleciendo la relación.

Un punto que puede ser de ayuda es algo que trabajo bastante en terapia de pareja: Cuando exista un dolor o rabia, expresarle con respeto al otro que nos hizo sentir mal con la situación, pero si no es posible hablar constructivamente en ese momento, darse un tiempo para decantar, bajar la intensidad de las emociones (que puede hacer que impulsivamente digamos palabras que dañen el vínculo y de las cuales nos arrepintamos después) y luego, más calmados, conversar las cosas en un tono amable, donde el objetivo sea buscar una mejora, reparar, más que culpar o hacer sentir mal al otro.

No es bueno dormir separados luego de una pelea o no hablarse por días, pues eso amenaza la seguridad y confianza que sentimos en el vínculo de pareja. Puedo decirte que estoy triste, dolido o molesto por algo, puedo pedirte me des un tiempo para calmarme, para pensar (y que me respetes sin insistir en hablar y resolver «ahora ya» todo), pues no tengo ganas de hablar ahora el tema, pero para que eso ocurra es necesario confiar y saber que lo hablaremos después. Si no tengo esa certeza, es más fácil que el otro caiga en ansiedad y quiera hablar «todo» en ese minuto, aunque tenga consecuencias negativas dado que ambos están con emociones difíciles…

No por tener diferencias y desacuerdos dejo de amarte o voy a abandonar física o emocionalmente la relación. tener esto claro también es generosidad. Es compartirle al otro lo que me pasa, volver a acercarme pronto luego de una diferencia, no agredir ni amenazar el vínculo yéndome o dejando de hablar, buscar soluciones, compromisos, reconocer errores (a veces no de contenido, pues seguimos pensando lo mismo, pero sí podemos reconocer que estuvo mal la forma en que lo dijimos y en cómo hicimos sentir al otro). Pedir perdón, llegar a acuerdos para mejorar y que no vuelvan a pasar las mismas situaciones una y otra vez…

Muchas veces todo se deja atrás, no se habla del tema que dañó, el tema queda sin resolver y luego vuelve a repetirse… Por eso, es tan importante aprender constantemente de cuáles son las cosas que se nos hacen difíciles y ver cómo juntos como pareja podemos ir mejorándolas, qué podemos hacer distinto los dos para no dañarnos otra vez.

Les dejo acá un pequeño listado de acciones que pueden ir trabajando juntos para generosamente fortalecer su relación de pareja y hacerla crecer positivamente:

1.- Darse un tiempo especial en la semana donde solo estén ustedes en alguna actividad donde ambos puedan disfrutar. Para perseverar, sobretodo si les resulta difícil por los niños o quehaceres, es ideal mantener un día fijo, por ejemplo «todos los viernes después del trabajo». Sean generosos en respetar ese tiempo, no agendar otras actividades y elegir panoramas entretenidos que los saquen de la rutina y puedan generarles emociones positivas.

2.- Si el otro está más cansado de lo habitual, tiene un desafío importante que enfrentar y lo tiene algo ansioso, mantenerse atento a escuchar, preguntar con interés, y generar acciones de cuidado que puedan hacerle sentir que hay equipo, compañerismo, apoyo. Ocuparse de tareas que habitualmente hace el otro para disminuirle su carga en ese momento u ofrecer ayuda puede marcar una diferencia, por ejemplo «¿te ayudo a revisar tu presentación de power point?», «¿Quieres dictarme y yo que escribo más rápido puedo escribir en el computador por tí?», «Te hice tu comida favorita» u otros gestos, poniendo al servicio del otro tus fortalezas, puede generar momentos que unan y se valoren el resto de la vida.

3.- Celebrarse todo lo que puedan. Reconocerse, expresarse gratitud, decirle al otro lo que nos gusta de él o ella, dar palabras de aliento o ánimo, dejarse mensajes ocultos en libretas o carteras para que el otro los descubra en su día, hacerle sentir que somos su fan número 1 y que, aunque se equivoque, estaremos a su lado para ayudarlo a crecer y aprender de las experiencias que viva.

Celebrar cumpleaños, santos, día del amor, aniversarios o fechas que ustedes inventen, aunque para uno de ustedes, esa fecha no tenga significado y les desagrade comprar regalos, acá funciona una cláusula que es clave: «Si hay algo que para el otro sea importante, si tu amas a esa persona y quieres que sea feliz, eso que para tí no tiene importancia entonces comenzará a tenerla, no por tí, sino por el otro». Eso es generosidad.

No debes traicionarte a ti mismo en tus principios si no te gusta comprar cosas por ejemplo en ese tipo de fechas, pero si puedes encontrar el modo de celebrar con el foco en crear un buen momento. Un paseo, preparar una cena con velas o una experiencia donde ambos disfruten, rían y recuerden positivamente, puede unirlos más, ya que el otro valorará la intención de acercarse y el respeto por lo que para el otro es importante. No hay excusas.

4.- Buscar un propósito más allá de ustedes mismos y que los una desarrollando la generosidad hacia otros. Puede ser una causa social, apadrinar un hogar de menores, una Fundación dedicada al cuidado de animales, temas medioambientales u otros. Vivir la experiencia de hacer un voluntariado en algún momento, o de pensar en los demás y hacer acciones en su beneficio, puede ayudarlos a generar perspectiva, sentido y ser más fuertes frente a las adversidades que les toque enfrentar.

Hay muchas más acciones que pueden trabajar juntos, pero estas al menos pueden ser un buen comienzo para que al final del día ambos sigan de la mano y sonriendo.

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